Shit Art (crítica)

HIMNO Al CRÍTICO           
Vladimir Maiakovski

De la pasión de un cochero y una lavandera charlatana, nació un hijo mediocre. El niño no es una basura, no se puede arrojar al tacho. La madre lloró y lo llamó Crítico. El padre recordando sus antecesores, gustaba discutir los derechos de maternidad. Tenía educación de salón, de sociedad. El chico debía inclinarse de pura humildad. Como charla el sereno con la cocinera, charlaba la madre y lavaba calzones. De la madre heredó el chiquillo el olor, y la capacidad de meterse fácil y con jabón.
 Cuando creció alto como un bastón, y las pecas salpicaron su rostro, con un golpe elegante y feroz, lo echaron a la calle, para que se haga hombre. ¿Acaso le hace falta mucho al hombre? Es tan pequeño. Unos pantalones largos y un bocado de pan. Con su nariz como moneda de cobre, desde sus primeros años le tomó al dinero el olor agradable. A no sé qué propietario, de no sé qué estancia, fue a golpearle la puerta con delicadeza. Y muy pronto, el Crítico de la famosa estancia, ordenó palabras, el pan y una corbata de gran prestancia. Fácil es ahora andar por el mundo vestido y  calzado. A los jóvenes buscadores de juegos exquisitos, da gusto, aunque sea con unos párrafos, morderlos con los dientes, y los carrillos ardientes. Pero si se cuela en la red del diario, alguna palabra sobre la grandeza de Pushkin o Dante, parece que en el diario se descompone, un enorme lacayo repugnante. Y cuando, por último, en un aniversario, se frotan los ojos entre espirales de incienso, su nombre aparecerá el primero, barnizado, y brillando en una tabaquera flamante. Escritores hay muchos. Juntándolos, serán un millón. Les construiremos una capilla a los críticos en Niza."-¿Usted cree que es fácil enjuagar vuestra/ropa, todos los días en la página de un diario o revista?"